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viernes, 8 de mayo de 2015

11- KAMA-MANAS: El yo personal



Capítulo VI del libro “El Cuerpo Mental”, de A. Powell


KAMA-MANAS (Deseo-Mente)

En el Capítulo IV de El Cuerpo Astral se estudió el tema de Kama-Manas (idioma sánscrito), o sea, la ligazón entre deseo y mente. En la presente obra debemos ocuparnos de nuevo de Kama-Manas, dando como sabido lo que se dijo en El Cuerpo Astral (libro anterior del mismo autor), y limitándonos, principalmente, al aspecto Manas de la cuestión.
Recapitulando lo dicho en el mencionado libro, diremos que Kama es la vida manifestándose en el vehículo astral; comprende los apetitos animales, las pasiones y los deseos; es el "simio y el tigre" en nosotros: el lazo principal que nos liga a la tierra. Kama o Deseo, es el reflejo del aspecto inferior de Atma, o Voluntad.
A veces, se emplea Kama, en sentido demasiado limitado, para indicar nada más que grosero deseo sensual; sin embargo, significa todos los deseos; deseo es amor vuelto hacia afuera, el amor a las cosas de los tres mundos; amor, propiamente, es amor a la vida, amor a lo divino, y pertenece al Yo Superior, o vuelto hacia adentro.
En el Rig Veda (5), Kama es la personificación del sentimiento que lleva e impulsa la creación. Es esencialmente el anhelo de existencia activa consciente; existencia de sensación vívida; la turbulencia agitada de vida apasionada. De manera que, para el individuo, lo mismo que para el Cosmos, Kama viene a ser la causa primordial de la reencarnación; como Deseo se diferencia en deseos, éstos encadenan al ‘Pensador’ a la tierra y lo traen, vez tras vez, al renacimiento.
En Oriente, esta sed o deseo, que fuerza al hombre a reencarnar, se llama Trishna; en Pali, Tanha; la realización o consumación de Trishna se llama Upadana.
Manas viene de la palabra sánscrita “man”, raíz del verbo pensar: es el Pensador en nosotros del que se habla vagamente en Occidente como mente. Manas es el individuo inmortal, el verdadero “Yo”, (el Ego espiritual reflejado en manas).
Manas, el Pensador; sin embargo, la Entidad espiritual que mora en el plano mental superior, o causal, no puede ponerse en contacto directo con los mundos inferiores; por tanto, proyecta de Sí mismo el manas inferior, que recibe varios nombres, tales como: reflejo, sombra, rayo, etc.
Este Rayo es el que actúa sobre y en el cerebro, manifestando, por medio de éste, los poderes mentales que el último es capaz de traducir, de acuerdo con su configuración y otras cualidades físicas. El Rayo pone en vibración las moléculas de las células nerviosas cerebrales y de esta manera hace surgir la conciencia en el plano físico.
Manas inferior está engolfado en el cuaternario, el cual se compone de:

Kama o Deseo.
Prana o Vitalidad.
Doble Etérico (o Cuerpo Vital)
Cuerpo Físico.

Se la puede considerar como tomando a kama con una mano y con la otra se mantiene unido a su Padre o Manas Superior.
Durante la vida terrena, kama y manas inferior están unidos y, comúnmente se los llama Kama-Manas. Kama suministra, como hemos visto, los elementos animales y pasional es; manas inferior razona sobre éstos y añade las facultades intelectuales. Los dos juntos, Kama-Manas, están tan íntimamente entrelazados durante la vida, que rara vez actúan por separado: pues apenas hay un pensamiento que no esté influenciado por deseo; Kama-Manas no es un nuevo principio, sino el entrelace de manas inferior con kama. Kama-Manas es manas con deseo, y ha sido muy bien descrito como manas interesándose por las cosas externas.
La acción de manas inferior en el hombre se manifiesta como capacidad mental, fuerza intelectual, agudeza, sutileza, las cuales comprenden comparación, razonamiento, juicio, imaginación y las demás facultades mentales. Estas pueden llegar, frecuentemente, al grado llamado genio; pero es lo que H. P. Blavatsky llamaba "genio artificial", resultante de la cultura y de la agudeza puramente intelectual.
Lo que, corrientemente, llamamos mente o intelecto es, según las palabras de H. P. Blavatsky, “un pálido y, a veces, deformado reflejo de manas propiamente”. La verdadera naturaleza se manifiesta, con frecuencia, en la presencia de elementos kámicos en ella, tales como: pasión, vanidad y arrogancia.
El verdadero genio consiste de chispazos de Manas superior, que penetran en la conciencia inferior. Como dice el Bindopanishad: “Verdaderamente se declara que Manas es doble, puro e impuro; el impuro está determinado por deseo; el puro está libre de deseo”.
El genio, que ve en vez de discutir, pertenece, por tanto, a Manas superior o Ego; la verdadera intuición es una de sus facultades. El razonamiento, o proceso de contrapesar y equilibrar, que ordena los hechos reunidos por observación, los compara unos con otros, argumenta y extrae conclusiones a base de ellos, es el ejercicio de manas inferior valiéndose del aparato cerebral como instrumento de razonamiento; por inducción, asciende de lo conocido a lo desconocido, formulando hipótesis; por deducción, desciende de nuevo a lo conocido; así comprueba sus hipótesis, mediante nuevos experimentos.
Existe, también, una diferencia entre el mecanismo de razonamiento ordinario y los chispazos peculiares de conciencia, conocidos como genio.
El razonamiento viene al cerebro, paso a paso, a través proviene de que la conciencia se vierte a través de los subplanos atómicos únicamente; es decir, desde el atómico mental al atómico astral y al atómico físico.
La razón, facultad del cerebro físico, por depender, enteramente, de la evidencia de los sentidos, no puede ser cualidad directa del espíritu divino en el hombre. Este último sabe: por tanto, todo razonamiento que implique discusión y argumento le es inútil. El espíritu habla también por medio de la conciencia, que es la percepción instantánea de lo justo y de lo injusto, de lo correcto y de lo erróneo. De consiguiente la profecía, los vaticinios y la llamada inspiración divina, son simplemente efectos de la iluminación desde arriba, procedente del propio espíritu inmortal del hombre. .
Kama-Manas es el yo personal del hombre. En Isis sin Velo, se lo denomina “alma astral”. Manas inferior es el que da carácter de individuo, haciendo que la personalidad se reconozca como “yo”. Deviene intelectual, se reconoce como separado de todos los demás "yoes"; engañado por la separación que siente, no percibe unidad más allá de lo que es capaz de sentir; Manas inferior, arrastrado por el ímpetu de pasiones, emociones
y deseos kámicos, atraído por todas las cosas materiales, cegado y ensordecido por las voces tormentosas entre las cuales está sumergido, es propenso a olvidar la gloria pura y serena de su lugar de nacimiento, y a arrojarse a la turbulencia que da embeleso, pero no paz. Manas inferior es el que da la última gota de deleite a los sentidos y a la naturaleza animal; porque no puede haber pasión sin memoria o anticipación; no hay éxtasis sin la fuerza sutil de la imaginación y de los delicados colores del sueño y de la fantasía.
De manera que, Kama sujeta firmemente a manas a la tierra. En tanto que una acción cualquiera tenga por objeto la obtención de amor, reconocimiento, poder o fama, no importa cuán grande la ambición, cuán extensa la caridad, cuán elevado el triunfo, mallas está manchado de kama y no es puro en su fuente.
Kama y manas accionan y reaccionan uno sobre el otro, uno estimula y excita al otro. La mente está constantemente impulsada por deseo, y se la hace servir persistentemente como administradora de placer. La mente busca siempre lo que proporciona placer, y trata siempre de presentar imágenes que lo produzcan, y de excluir las que producen dolor. Las facultades mentales añaden a las pasiones animales cierta fuerza y cualidad, que no son aparentes cuando actúan como cualidades puramente animales. Esto se debe a que las impresiones grabadas en el cuerpo mental son más permanentes que las hechas en el cuerpo astral, y el primero las reproduce constantemente, valiéndose de la memoria y de la imaginación.
Así, el cuerpo mental estimula al astral, despertando en éste deseos que, en el animal, duermen hasta que el estímulo físico los despierta. De ahí que veamos al hombre no evolucionado persiguiendo, persistentemente, la gratificación de los sentidos, lo cual no vemos en los animales inferiores; lujuria, crueldad, cálculo, que son extraños para los últimos. Así los poderes de la mente, sujetos al servicio de los sentidos, hacen al hombre mucho más peligroso y salvaje que cualquier animal.
La parte que el Elemental de Deseos, o sea, la vida instintiva del cuerpo astral, desempeña en este entrelace de manas con kama, se ha descrito ampliamente en El Cuerpo Astral, cuya obra recomendamos al estudiante.
Tan íntimamente están entrelazados los cuerpos astral y mental, que, con frecuencia; se dice que actúan como un solo cuerpo. En efecto, en la clasificación vedantina, los dos están considerados como una kosha, envoltura, como sigue:  


Cuerpo Búdico …………………………….Anandamayakosha

Cuerpo Causal……………………………...Vignanamayakosha

Cuerpo Astral + Cuerpo Mental……………Manomayakosha

Cuerpo Etérico y Cuerpo Denso………….. Annamayakosha



El estudiante recordará que los centros de sensación están situados en kama; de ahí lo dicho en el Mundakopanishad (5) que “el órgano de pensar de toda criatura está compenetrarlo por los sentidos”. Esto hace resaltar la doble acción del Manomayakosha, que es el órgano de pensar de toda criatura, pero que está también, “compenetrado por los sentidos”.
Se notará aquí la conexión entre kama-manas y las espirillas de los átomos. En la primera Ronda de la Cadena de la Tierra, la primera serie de espirillas de los átomos del plano físico fueron vivificadas por la vida de la Mónada; esta serie es utilizada por las corrientes de prana (vitalidad), que afectan al cuerpo físico.
En la Segunda Ronda, entraron en actividad las espirillas de la segunda serie, por las que fluye el prana del cuerpo etérico.
En la Tercera Ronda, fueron vivificadas las espirillas de la tercera serie, fluyendo por éstas el prana del cuerpo astral, haciendo así posible la sensibilidad.
En la Cuarta Ronda, las espirillas de la cuarta serie devinieron activas, fluyendo por ellas el prana kama-manásico, con lo cual pudo ser utilizado por el cerebro, destinado a actuar como instrumento para pensar.
La vivificación de otras series de espirillas, para uso de conciencia superior, la pueden conseguir quienes se preparan para entrar en el Sendero, mediante ciertas prácticas de Yoga.
En el curso ordinario de la evolución, se desarrollará una nueva serie de espirillas en cada Ronda; de manera que durante la Séptima Ronda las siete series de espirillas estarán activas. Por tanto, a quienes vivan durante dicha Ronda les será más fácil que a la humanidad de hoy, responder a lo interno y vivir la vida superior.
En el curso de cada encarnación, manas puede hacer una de tres cosas:

1)      Elevarse hasta su fuente y, mediante persistente y determinado esfuerzo, llegar a unirse con su “Padre en el Cielo” es decir, con Manas Superior.
2)      Puede aspirar parcialmente y tender también parcialmente hacia abajo; como, en realidad, ocurre en el caso del hombre vulgar.
3)      Puede cargarse de tanto elemento kámico como para unificarse con éste; ser arrancado, a la fuerza, de su Padre, y parecer.

Siempre que manas puede desconectarse de kama, deviene el guía de las facultades superiores, y es el órgano del libre albedrío en el hombre.
La condición para alcanzar esta libertad es subyugar y dominar a kama.
El libre albedrío reside en manas mismo; de manas viene la sensación de libertad; el conocimiento de que podemos regirnos a nosotros mismos; de que la naturaleza superior puede gobernar a la inferior, por mucho que proteste y luche esta última. Tan pronto como la conciencia se identifica con manas, en vez de con k ama, la naturaleza inferior se convierte en animal que la conciencia superior puede montar.
De manera que la diferencia entre la persona de fuerte voluntad y la de voluntad débil, está en que esta última va empujada, desde fuera; por atracciones y repulsiones externas; por el deseo, que es “Voluntad destronada”. En cambio, el hombre de voluntad potente es impulsado de dentro por la Voluntad pura; domina constantemente las circunstancias externas, poniendo en acción las fuerzas adecuadas, guiado por la experiencia acumulada.
Además, a medida que manas se liberta de Kama, deviene más y más capaz de transmitir a la conciencia inferior, los impulsos que le llegan de manas superior; entonces, como hemos visto, se producen chispazos de genio, al fluir la luz del Ego, por el manas inferior, al cerebro. De esto podemos estar seguros; mientras nos encontramos en el remolino de la personalidad; mientras los temporales de deseos y apetitos se agitan a nuestro alrededor; mientras somos arrastrados de un lado para otro por oleadas
de emoción, la voz de manas superior, o Ego, no puede llegar a nuestros oídos. El mandato del Ego no viene en el fuego ó en el remolino, ni en el trueno ni en el temporal, sino cuando hemos alcanzado la quietud del silencio; sólo cuando el aire mismo está inmóvil y la calma es profunda; sólo cuando el hombre se envuelve la cabeza en un manto que cierra sus oídos, hasta para el silencio de la tierra; sólo entonces resuena la voz que es más queda que el silencio, la voz de su verdadero Yo Superior, del Ego.
Como el lago de aguas tranquilas refleja la luna y las estrellas, pero cuando sopla la más ligera brisa sólo da reflejos quebrados, así el hombre, aquietando su mente, calmando sus deseos, imponiendo quietud a sus actividades, puede reproducir en su interior la imagen de lo Superior. De la misma manera puede reflejar la mente de su Maestro. Pero si surgen sus propios pensamientos, si sus propios deseos se agitan, sólo obtendrá
reflejos fragmentarios, luces movedizas que nada le dirán.
 Según las palabras de un Maestro: En la serena y plácida superficie de la mente inmóvil. se juntan las visiones de lo invisible y encuentran la representación en el mundo visible. Hemos de guardar con fervoroso cuidado nuestro plano de la mente, de las adversas influencias, que diariamente surgen durante nuestro pasaje por la vida terrena.
El Ego, como parte de la Mente Universal, es incondicionalmente omnisciente en su propio plano; pero lo es sólo potencialmente en los mundos inferiores, debido a que ha de actuar por mediación del yo personal. El cuerpo causal es el vehículo de todo conocimiento, pasado, presente y futuro; de este manantial, su doble, o sea, manas inferior, obtiene vislumbres ocasionales de lo que está más allá de los sentidos del hombre; los transmite a ciertas células cerebrales, convirtiendo al hombre en vidente, adivino o profeta.
Este triunfo se alcanza sólo después de muchas encarnaciones sucesivas, todas conscientemente dirigidas a tal fin. A medida que una vida sucede a otra vida, el cuerpo físico se sintoniza mejor para recibir vibraciones de impulso manásico; de manera que manas inferior necesita cada vez menos la gruesa materia astral como vehículo. Es parte de la misión del “Rayo” Manásico, es decir, manas inferior, desprenderse gradualmente
Del “ciego elemento engañador” (kama), que lo lleva a tan estrecho contacto con la materia, como para nublar su divina naturaleza y sofocar las intuiciones.
Cuando, por fin, se consigue el dominio sobre kama, y el cuerpo responde a manas, el inferior se unifica con su fuente, con Manas superior; éste, en  términos cristianos, es el “Padre  en los Cielos” que deviene uno con el Hijo, en todos los planos, como siempre lo han sido en el “Cielo”.
Esto, naturalmente, es un estado muy avanzado; es el estado de Adepto, para quien la encarnación ya no es necesaria, aunque puede encarnar a voluntad.
De ahí la gran declaración del Mundakopanishad: “El órgano del pensamiento está compenetrado por los sentidos; purificado ese órgano, Atma se manifiesta”.
En la mayoría de las gentes, manas, parcialmente, aspira y parcialmente se inclina hacia abajo. La experiencia normal del hombre corriente es que la vida es un campo de batalla; manas lucha constantemente con kama; algunas veces, la aspiración triunfa, se rompe la cadena de los sentidos, y manas se remonta a las alturas; otras veces, kama gana y encadena a manas a la tierra.
De esto resulta, como se indicó en el Capítulo IV, que para la mayoría de los humanos, el centro de conciencia está sumergido en kama-manas.
Los más cultos y evolucionados empiezan a regular sus deseos por la razón, es decir, que su centro de conciencia se está transfiriendo, gradualmente, del astral superior al mental inferior. A medida que el hombre progresa, la transferencia se acentúa, y pasa a nivel más alto, hasta que el hombre se rige por principios, más que por interés y deseo.
Con el tiempo, el intelecto del hombre quiere, a toda costa, entender cuanto le rodea, tanto la vida como la materia; su mente exige orden, racionalidad, explicación lógica; no puede vivir en el caos sin sufrir; quiere saber y comprender, porque quiere vivir en paz.
En casos extremos, la mente inferior llega a estar tan envuelta en deseos que el débil vínculo que la une a la Superior, el llamado “hilo de plata que la une al Maestro” se divide en dos. En tales casos, aún durante la vida terrena, la naturaleza superior está separada completamente de la inferior; el ser humano es como dividido en dos; el bruto está en libertad, actúa sin freno, llevando consigo los reflejos de manas que debían guiarlo en la vida. Tal ser, de forma humana pero animal de naturaleza, vaga entre los hombres; es un ser temible, a la vez que digno de lástima.
Después de la muerte física, el cuerpo astral de tales individuos es una entidad de terrible potencia y se lo conoce como Elemental Humano, del cual se da una descripción en el Capítulo XV de El Cuerpo Astral.
En seres de tal naturaleza, el Ego no cosecha experiencia alguna útil de la personalidad; el “Rayo”, no ha traído nada; la vida inferior ha sido un completo fracaso.    .
En La Voz del Silencio encontramos la siguiente advertencia: “No dejes que tú “nacido en el cielo” sumergido en el mar de Maya, se aleje de su Padre universal (el Alma); sino que, el poder ardiente se recoja en lo más profundo del corazón, la morada de la Madre del mundo”.
El "nacido en el cielo" es chitta, la mente inferior. Nace del Alma arriba, cuando la mente se hace doble al encarnar. Los planos de atma-buddhi-manas representan el Cielo, mientras que los planos de la personalidad son la Tierra.
La presencia, en el hombre, del “nacido en el cielo”, le confiere alguna libertad; como tiene libertad y poder para seguir su propio camino, su vida, es más desordenada, menos regulada, que la de los reinos inferiores de la naturaleza externa.
En la mayoría de los humanos, la materia mental está tan enredada con la materia astral, que es casi imposible separarlas después de la muerte.
El resultado de la lucha entre deseo y mente es que alguna porción de materia mental, y hasta del cuerpo causal (mental superior), quede retenida en el cuerpo astral, después que el Ego se ha alejado definitivamente del mismo.
Por otra parte, si un hombre ha dominado, durante su vida terrena, sus bajos deseos, y ha conseguido libertar la mente inferior de ellos, no hay, prácticamente, lucha, y el Ego, no sólo puede recuperar lo que ha “invertido” en esa encarnación, sino también cosecha todos los “beneficios” o sea, las experiencias, las facultades, etc., que ha adquirido.







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