Capítulo
VI del libro “El Cuerpo Mental”, de A. Powell
KAMA-MANAS
(Deseo-Mente)
En el Capítulo IV de El Cuerpo Astral se estudió el tema de Kama-Manas (idioma sánscrito), o sea, la ligazón entre deseo y
mente. En la presente obra debemos ocuparnos de nuevo de Kama-Manas, dando como sabido lo que se dijo en El Cuerpo Astral (libro anterior del
mismo autor), y limitándonos,
principalmente, al aspecto Manas de
la cuestión.
Recapitulando lo dicho en el mencionado
libro, diremos que Kama es la vida manifestándose en el vehículo astral; comprende
los apetitos animales, las pasiones y los deseos; es el "simio y el
tigre" en nosotros: el lazo principal que nos liga a la tierra. Kama o
Deseo, es el reflejo del aspecto inferior de Atma, o Voluntad.
A veces, se emplea Kama, en sentido demasiado limitado, para indicar nada más que
grosero deseo sensual; sin embargo, significa todos los deseos; deseo es amor
vuelto hacia afuera, el amor a las cosas de los tres mundos; amor, propiamente,
es amor a la vida, amor a lo divino, y pertenece al Yo Superior, o vuelto hacia
adentro.
En el Rig Veda (5), Kama es la personificación del sentimiento que lleva e impulsa la creación.
Es esencialmente el anhelo de existencia activa consciente; existencia de
sensación vívida; la turbulencia agitada de vida apasionada. De manera que,
para el individuo, lo mismo que para el Cosmos, Kama viene a ser la causa
primordial de la reencarnación; como Deseo se diferencia en deseos, éstos
encadenan al ‘Pensador’ a la tierra y lo traen, vez tras vez, al renacimiento.
En Oriente, esta sed o deseo, que fuerza al
hombre a reencarnar, se llama Trishna;
en Pali, Tanha; la realización o
consumación de Trishna se llama Upadana.
Manas viene de la palabra
sánscrita “man”, raíz del verbo
pensar: es el Pensador en nosotros del que se habla vagamente en Occidente como
mente. Manas es el individuo
inmortal, el verdadero “Yo”, (el Ego espiritual reflejado en manas).
Manas, el Pensador; sin embargo, la
Entidad espiritual que mora en el plano mental superior, o causal, no puede
ponerse en contacto directo con los mundos inferiores; por tanto, proyecta de
Sí mismo el manas inferior, que recibe varios nombres, tales como: reflejo,
sombra, rayo, etc.
Este Rayo es el que actúa sobre y en el
cerebro, manifestando, por medio de éste, los poderes mentales que el último es
capaz de traducir, de acuerdo con su configuración y otras cualidades físicas.
El Rayo pone en vibración las moléculas de las células nerviosas cerebrales y
de esta manera hace surgir la conciencia en el plano físico.
Manas inferior está engolfado en el
cuaternario, el cual se compone de:
Kama o
Deseo.
Prana
o Vitalidad.
Doble
Etérico (o Cuerpo Vital)
Cuerpo
Físico.
Se la puede considerar como tomando a kama
con una mano y con la otra se mantiene unido a su Padre o Manas Superior.
Durante la vida terrena, kama y manas
inferior están unidos y, comúnmente se los llama Kama-Manas. Kama suministra,
como hemos visto, los elementos animales y pasional es; manas inferior razona
sobre éstos y añade las facultades intelectuales. Los dos juntos, Kama-Manas,
están tan íntimamente entrelazados durante la vida, que rara vez actúan por
separado: pues apenas hay un pensamiento que no esté influenciado por deseo;
Kama-Manas no es un nuevo principio, sino el entrelace de manas inferior con
kama. Kama-Manas es manas con deseo, y ha sido muy bien descrito como manas
interesándose por las cosas externas.
La acción de manas inferior en el hombre se
manifiesta como capacidad mental, fuerza intelectual, agudeza, sutileza, las
cuales comprenden comparación, razonamiento, juicio, imaginación y las demás
facultades mentales. Estas pueden llegar, frecuentemente, al grado llamado
genio; pero es lo que H. P. Blavatsky llamaba "genio artificial",
resultante de la cultura y de la agudeza puramente intelectual.
Lo que, corrientemente, llamamos mente o
intelecto es, según las palabras de H. P. Blavatsky, “un pálido y, a veces,
deformado reflejo de manas propiamente”. La verdadera naturaleza se manifiesta,
con frecuencia, en la presencia de elementos kámicos en ella, tales como:
pasión, vanidad y arrogancia.
El verdadero genio consiste de chispazos de
Manas superior, que penetran en la conciencia inferior. Como dice el
Bindopanishad: “Verdaderamente se declara que Manas es doble, puro e impuro; el
impuro está determinado por deseo; el puro está libre de deseo”.
El genio, que ve en vez de discutir,
pertenece, por tanto, a Manas superior o Ego; la verdadera intuición es una de
sus facultades. El razonamiento, o proceso de contrapesar y equilibrar, que
ordena los hechos reunidos por observación, los compara unos con otros,
argumenta y extrae conclusiones a base de ellos, es el ejercicio de manas
inferior valiéndose del aparato cerebral como instrumento de razonamiento; por
inducción, asciende de lo conocido a lo desconocido, formulando hipótesis; por
deducción, desciende de nuevo a lo conocido; así comprueba sus hipótesis,
mediante nuevos experimentos.
Existe, también, una diferencia entre el
mecanismo de razonamiento ordinario y los chispazos peculiares de conciencia,
conocidos como genio.
El razonamiento viene al cerebro, paso a
paso, a través proviene de que la conciencia se vierte a través de los
subplanos atómicos únicamente; es decir, desde el atómico mental al atómico
astral y al atómico físico.
La razón, facultad del cerebro físico, por
depender, enteramente, de la evidencia de los sentidos, no puede ser cualidad
directa del espíritu divino en el hombre. Este último sabe: por tanto, todo
razonamiento que implique discusión y argumento le es inútil. El espíritu habla
también por medio de la conciencia, que es la percepción instantánea de lo
justo y de lo injusto, de lo correcto y de lo erróneo. De consiguiente la
profecía, los vaticinios y la llamada inspiración divina, son simplemente
efectos de la iluminación desde arriba, procedente del propio espíritu inmortal
del hombre. .
Kama-Manas es el yo personal del hombre. En Isis sin Velo, se lo denomina “alma
astral”. Manas inferior es el que da carácter de individuo, haciendo que la
personalidad se reconozca como “yo”. Deviene intelectual, se reconoce como
separado de todos los demás "yoes"; engañado por la separación que
siente, no percibe unidad más allá de lo que es capaz de sentir; Manas
inferior, arrastrado por el ímpetu de pasiones, emociones
y deseos kámicos, atraído por todas las cosas
materiales, cegado y ensordecido por las voces tormentosas entre las cuales
está sumergido, es propenso a olvidar la gloria pura y serena de su lugar de
nacimiento, y a arrojarse a la turbulencia que da embeleso, pero no paz. Manas
inferior es el que da la última gota de deleite a los sentidos y a la
naturaleza animal; porque no puede haber pasión sin memoria o anticipación; no
hay éxtasis sin la fuerza sutil de la imaginación y de los delicados colores
del sueño y de la fantasía.
De manera que, Kama sujeta firmemente a manas
a la tierra. En tanto que una acción cualquiera tenga por objeto la obtención
de amor, reconocimiento, poder o fama, no importa cuán grande la ambición, cuán
extensa la caridad, cuán elevado el triunfo, mallas está manchado de kama y no
es puro en su fuente.
Kama y manas accionan y reaccionan uno sobre
el otro, uno estimula y excita al otro. La mente está constantemente impulsada
por deseo, y se la hace servir persistentemente como administradora de placer.
La mente busca siempre lo que proporciona placer, y trata siempre de presentar
imágenes que lo produzcan, y de excluir las que producen dolor. Las facultades
mentales añaden a las pasiones animales cierta fuerza y cualidad, que no son
aparentes cuando actúan como cualidades puramente animales. Esto se debe a que
las impresiones grabadas en el cuerpo mental son más permanentes que las hechas
en el cuerpo astral, y el primero las reproduce constantemente, valiéndose de
la memoria y de la imaginación.
Así, el cuerpo mental estimula al astral,
despertando en éste deseos que, en el animal, duermen hasta que el estímulo
físico los despierta. De ahí que veamos al hombre no evolucionado persiguiendo,
persistentemente, la gratificación de los sentidos, lo cual no vemos en los
animales inferiores; lujuria, crueldad, cálculo, que son extraños para los
últimos. Así los poderes de la mente, sujetos al servicio de los sentidos,
hacen al hombre mucho más peligroso y salvaje que cualquier animal.
La parte que el Elemental de Deseos, o sea,
la vida instintiva del cuerpo astral, desempeña en este entrelace de manas con
kama, se ha descrito ampliamente en El
Cuerpo Astral, cuya obra recomendamos al estudiante.
Tan íntimamente están entrelazados los
cuerpos astral y mental, que, con frecuencia; se dice que actúan como un solo
cuerpo. En efecto, en la clasificación vedantina, los dos están considerados
como una kosha, envoltura, como sigue:
Cuerpo Búdico …………………………….Anandamayakosha
Cuerpo Causal……………………………...Vignanamayakosha
Cuerpo Astral + Cuerpo Mental……………Manomayakosha
Cuerpo Etérico y Cuerpo Denso………….. Annamayakosha
El estudiante recordará que los centros de
sensación están situados en kama; de ahí lo dicho en el Mundakopanishad (5) que
“el órgano de pensar de toda criatura está compenetrarlo por los sentidos”.
Esto hace resaltar la doble acción del Manomayakosha, que es el órgano de
pensar de toda criatura, pero que está también, “compenetrado por los
sentidos”.
Se notará aquí la conexión entre kama-manas y
las espirillas de los átomos. En la primera Ronda de la Cadena de la Tierra, la
primera serie de espirillas de los átomos del plano físico fueron vivificadas
por la vida de la Mónada; esta serie es utilizada por las corrientes de prana
(vitalidad), que afectan al cuerpo físico.
En la Segunda Ronda, entraron en actividad
las espirillas de la segunda serie, por las que fluye el prana del cuerpo
etérico.
En la Tercera Ronda, fueron vivificadas las
espirillas de la tercera serie, fluyendo por éstas el prana del cuerpo astral,
haciendo así posible la sensibilidad.
En la Cuarta Ronda, las espirillas de la
cuarta serie devinieron activas, fluyendo por ellas el prana kama-manásico, con
lo cual pudo ser utilizado por el cerebro, destinado a actuar como instrumento
para pensar.
La vivificación de otras series de
espirillas, para uso de conciencia superior, la pueden conseguir quienes se
preparan para entrar en el Sendero, mediante ciertas prácticas de Yoga.
En el curso ordinario de la evolución, se
desarrollará una nueva serie de espirillas en cada Ronda; de manera que durante
la Séptima Ronda las siete series de espirillas estarán activas. Por tanto, a
quienes vivan durante dicha Ronda les será más fácil que a la humanidad de hoy,
responder a lo interno y vivir la vida superior.
En el curso de cada encarnación, manas puede
hacer una de tres cosas:
1)
Elevarse hasta su fuente y, mediante persistente y
determinado esfuerzo, llegar a unirse con su “Padre en el Cielo” es decir, con
Manas Superior.
2)
Puede aspirar parcialmente y tender también
parcialmente hacia abajo; como, en realidad, ocurre en el caso del hombre
vulgar.
3)
Puede cargarse de tanto elemento kámico como para
unificarse con éste; ser arrancado, a la fuerza, de su Padre, y parecer.
Siempre que manas puede desconectarse de
kama, deviene el guía de las facultades superiores, y es el órgano del libre
albedrío en el hombre.
La condición para alcanzar esta libertad es
subyugar y dominar a kama.
El libre albedrío reside en manas mismo; de
manas viene la sensación de libertad; el conocimiento de que podemos regirnos a
nosotros mismos; de que la naturaleza superior puede gobernar a la inferior,
por mucho que proteste y luche esta última. Tan pronto como la conciencia se
identifica con manas, en vez de con k ama, la naturaleza inferior se convierte
en animal que la conciencia superior puede montar.
De manera que la diferencia entre la persona
de fuerte voluntad y la de voluntad débil, está en que esta última va empujada,
desde fuera; por atracciones y repulsiones externas; por el deseo, que es
“Voluntad destronada”. En cambio, el hombre de voluntad potente es impulsado de
dentro por la Voluntad pura; domina constantemente las circunstancias externas,
poniendo en acción las fuerzas adecuadas, guiado por la experiencia acumulada.
Además, a medida que manas se liberta de
Kama, deviene más y más capaz de transmitir a la conciencia inferior, los
impulsos que le llegan de manas superior; entonces, como hemos visto, se
producen chispazos de genio, al fluir la luz del Ego, por el manas inferior, al
cerebro. De esto podemos estar seguros; mientras nos encontramos en el remolino
de la personalidad; mientras los temporales de deseos y apetitos se agitan a
nuestro alrededor; mientras somos arrastrados de un lado para otro por oleadas
de emoción, la voz de manas superior, o Ego,
no puede llegar a nuestros oídos. El mandato del Ego no viene en el fuego ó en
el remolino, ni en el trueno ni en el temporal, sino cuando hemos alcanzado la
quietud del silencio; sólo cuando el aire mismo está inmóvil y la calma es
profunda; sólo cuando el hombre se envuelve la cabeza en un manto que cierra
sus oídos, hasta para el silencio de la tierra; sólo entonces resuena la voz
que es más queda que el silencio, la voz de su verdadero Yo Superior, del Ego.
Como el lago de aguas tranquilas refleja la
luna y las estrellas, pero cuando sopla la más ligera brisa sólo da reflejos
quebrados, así el hombre, aquietando su mente, calmando sus deseos, imponiendo
quietud a sus actividades, puede reproducir en su interior la imagen de lo
Superior. De la misma manera puede reflejar la mente de su Maestro. Pero si
surgen sus propios pensamientos, si sus propios deseos se agitan, sólo obtendrá
reflejos fragmentarios, luces movedizas que
nada le dirán.
Según
las palabras de un Maestro: En la serena y plácida superficie de la mente
inmóvil. se juntan las visiones de lo invisible y encuentran la representación
en el mundo visible. Hemos de guardar con fervoroso cuidado nuestro plano de la
mente, de las adversas influencias, que diariamente surgen durante nuestro
pasaje por la vida terrena.
El Ego, como parte de la Mente Universal, es
incondicionalmente omnisciente en su propio plano; pero lo es sólo
potencialmente en los mundos inferiores, debido a que ha de actuar por
mediación del yo personal. El cuerpo causal es el vehículo de todo
conocimiento, pasado, presente y futuro; de este manantial, su doble, o sea,
manas inferior, obtiene vislumbres ocasionales de lo que está más allá de los
sentidos del hombre; los transmite a ciertas células cerebrales, convirtiendo
al hombre en vidente, adivino o profeta.
Este triunfo se alcanza sólo después de
muchas encarnaciones sucesivas, todas conscientemente dirigidas a tal fin. A
medida que una vida sucede a otra vida, el cuerpo físico se sintoniza mejor
para recibir vibraciones de impulso manásico; de manera que manas inferior
necesita cada vez menos la gruesa materia astral como vehículo. Es parte de la
misión del “Rayo” Manásico, es decir, manas inferior, desprenderse gradualmente
Del “ciego elemento engañador” (kama), que lo
lleva a tan estrecho contacto con la materia, como para nublar su divina
naturaleza y sofocar las intuiciones.
Cuando, por fin, se consigue el dominio sobre
kama, y el cuerpo responde a manas, el inferior se unifica con su fuente, con
Manas superior; éste, en términos
cristianos, es el “Padre en los Cielos”
que deviene uno con el Hijo, en todos los planos, como siempre lo han sido en
el “Cielo”.
Esto, naturalmente, es un estado muy avanzado;
es el estado de Adepto, para quien la encarnación ya no es necesaria, aunque
puede encarnar a voluntad.
De ahí la gran declaración del
Mundakopanishad: “El órgano del pensamiento está compenetrado por los sentidos;
purificado ese órgano, Atma se manifiesta”.
En la mayoría de las gentes, manas,
parcialmente, aspira y parcialmente se inclina hacia abajo. La experiencia
normal del hombre corriente es que la vida es un campo de batalla; manas lucha
constantemente con kama; algunas veces, la aspiración triunfa, se rompe la
cadena de los sentidos, y manas se remonta a las alturas; otras veces, kama
gana y encadena a manas a la tierra.
De esto resulta, como se indicó en el
Capítulo IV, que para la mayoría de los humanos, el centro de conciencia está
sumergido en kama-manas.
Los más cultos y evolucionados empiezan a
regular sus deseos por la razón, es decir, que su centro de conciencia se está
transfiriendo, gradualmente, del astral superior al mental inferior. A medida
que el hombre progresa, la transferencia se acentúa, y pasa a nivel más alto,
hasta que el hombre se rige por principios, más que por interés y deseo.
Con el tiempo, el intelecto del hombre
quiere, a toda costa, entender cuanto le rodea, tanto la vida como la materia;
su mente exige orden, racionalidad, explicación lógica; no puede vivir en el
caos sin sufrir; quiere saber y comprender, porque quiere vivir en paz.
En casos extremos, la mente inferior llega a
estar tan envuelta en deseos que el débil vínculo que la une a la Superior, el
llamado “hilo de plata que la une al Maestro” se divide en dos. En tales casos,
aún durante la vida terrena, la naturaleza superior está separada completamente
de la inferior; el ser humano es como dividido en dos; el bruto está en libertad,
actúa sin freno, llevando consigo los reflejos de manas que debían guiarlo en
la vida. Tal ser, de forma humana pero animal de naturaleza, vaga entre los
hombres; es un ser temible, a la vez que digno de lástima.
Después de la muerte física, el cuerpo astral
de tales individuos es una entidad de terrible potencia y se lo conoce como
Elemental Humano, del cual se da una descripción en el Capítulo XV de El Cuerpo Astral.
En seres de tal
naturaleza, el Ego no cosecha experiencia alguna útil de la personalidad; el
“Rayo”, no ha traído nada; la vida inferior ha sido un completo fracaso. .
En La
Voz del Silencio encontramos la siguiente advertencia: “No dejes que tú
“nacido en el cielo” sumergido en el mar de Maya, se aleje de su Padre
universal (el Alma); sino que, el poder ardiente se recoja en lo más profundo
del corazón, la morada de la Madre del mundo”.
El "nacido en el cielo" es chitta, la mente inferior. Nace del Alma
arriba, cuando la mente se hace doble al encarnar. Los planos de atma-buddhi-manas representan el Cielo,
mientras que los planos de la personalidad son la Tierra.
La presencia, en el hombre, del “nacido en el
cielo”, le confiere alguna libertad; como tiene libertad y poder para seguir su
propio camino, su vida, es más desordenada, menos regulada, que la de los
reinos inferiores de la naturaleza externa.
En la mayoría de los humanos, la materia
mental está tan enredada con la materia astral, que es casi imposible
separarlas después de la muerte.
El resultado de la lucha entre deseo y mente
es que alguna porción de materia mental, y hasta del cuerpo causal (mental
superior), quede retenida en el cuerpo astral, después que el Ego se ha alejado
definitivamente del mismo.
Por otra parte,
si un hombre ha dominado, durante su vida terrena, sus bajos deseos, y ha
conseguido libertar la mente inferior de ellos, no hay, prácticamente, lucha, y
el Ego, no sólo puede recuperar lo que ha “invertido” en esa encarnación, sino
también cosecha todos los “beneficios” o sea, las experiencias, las facultades,
etc., que ha adquirido.
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