Del libro "AUTODEFENSA PSÍQUICA" de Diane Fortune (reconocida ocultista occidental de principios del siglo XX)
CAPITULO II
ANÁLISIS DE LA
NATURALEZA DEL ATAQUE PSÍQUICO
La
sugestión telepática, clave de los ataques psíquicos.— Tres tipos de sugestión.—
(a) Autosugestión.— (b) Sugestión consciente.— (c) Sugestión
hipnótica.— La sugestión debe ajustarse al temperamento.— Profundidades
insospechadas.— Cómo opera un ataque psíquico.— No puede tener efecto hasta que
el aura es horadada.— Reforzamiento por entidades malas.- Caso de ataque
psíquico descrito.-- Significado de la pesadilla.— Cómo distinguir un asimiento
psíquico de una epilepsia.— Correlación de los ataques con las fases de la
luna.— Diagnosis psíquica de este caso.— Detalles confirmatorios elucidados
—Curso del caso.— Interpretación de los acontecimientos.
La esencia de un ataque psíquico ha de
encontrarse en los principios y operaciones de la sugestión telepática. Si
reunimos lo que sabemos de telepatía y lo que sabemos de sugestión, entenderemos
su modus op-randi.
La sugestión es de tres clases:
Autosugestión, Sugestión Consciente y Sugestión Hipnótica. La distinción, sin
embargo, no es tan fundamental como parece a primera vista; pues la meta de
todas las sugestiones en la mente subconsciente es la misma, y no se vuelven
operativas hasta que ésta se alcanza. La sugestión se distingue de las amenazas
y las apelaciones a la razón por el hecho de que éstas apuntan a un blanco en
la mente consciente. Si tienen éxito, deben su éxito a la aquiescencia de la
personalidad consciente, por coerción o voluntariamente. Pero la sugestión no
hace su apelación a la conciencia, sino que apunta a poner las manos sobre los
brotes de acción en la subconsciencia, y manipularlos desde ahí.
Podríamos comparar estos dos procesos a
la operación de tocar el pulsador de la campana por fuera de la puerta, y tomar
un tablón del suelo y tirar de los mismos alambres de la campana. El resultado
será el mismo en ambos casos, la campana sonará. Amenazas y argumentos pulsan
el botón de la campana con grados variables de énfasis, desde el retintín
persistente de la persuasión moral hasta el repiqueteo resonante del
chantajista. La sugestión cruza los alambres en diversos puntos en su curso.
La autogestión se da por la propia mente
consciente de uno a su propia mente subconsciente. Ahora, podéis preguntar,
¿por qué no puedo dar órdenes a mi mente subconsciente directamente, sin tener
que recurrir a los atavíos de la sugestión? La respuesta a esta pregunta es muy
simple. La mente subconsciente pertenece a una fase de evolución mucho más
primitiva que la mente consciente; pertenece, de hecho, a una fase anterior al
desarrollo del habla. Dirigirse a ella en palabras, por lo tanto, es como
hablar a un hombre en un lenguaje que no entiende. A fin de tratar con él
tenemos que recurrir al lenguaje de los signos. Así ocurre con la mente
subconsciente. No es de utilidad alguna el decirla, "Haz esto", o
''No hagas eso". Debemos hacer una imagen mental de la cosa que deseamos
hecha, y mantenerla en la conciencia hasta que comience a hundirse en la
subconsciencia. La mente subconsciente entenderá este cuadro, y actuará sobre
él.
El actor que desea curarse del miedo al
escenario, fracasará en hacerlo así si dice a
su mente subconsciente. "No estés asustado'', pues para un caballo ciego
una inclinación de cabeza es tan buena como un guiño, igualmente, si hace un
cuadro mental del temor al escenario y dice a su yo subliminal, "Ahora
bien, no hagas eso'', el resultado será desastroso, pues el yo subliminal verá
el cuadro y omitirá la negación, porque la palabra "no" no tiene
sentido para él. A fin de manejar efectivamente la mente subconsciente, hacemos
un cuadro mental de la cosa que deseamos hecha, y la mantenemos en la mente por
aplicaciones repetidas hasta que e! subconsciente comienza a ser influenciado y
asume la tarea por su propia cuenta.
Este es el resultado final de toda
sugestión, y las diferentes clases de sugestión se distinguen, no por la
diferencia en el resultado final, sino por la puerta a través de la que entran
a la mente subconsciente. La autosugestión se origina en nuestra propia
conciencia; la sugestión despierta se origina en la mente de otro y es
transmitida a nuestra mente por los canales ordinarios de la palabra hablada o escrita;
la sugestión hipnótica entra directa a la mente subconsciente, sin incidir en
absoluto sobre la conciencia.
La sugestión hipnótica (que significa,
literalmente, sugestión hecha durante el sueño, y es hasta cierto punto un
nombre equivocado) es de tres clases: en primer lugar, la verdadera sugestión
hipnótica hecha cuando se ha vuelto al sujeto insensible por pases magnéticos o
fijación de los ojos sobre un objeto brillante; en segundo lugar, la sugestión
dada durante el sueño normal, como Coué aconseja que debería hacerse con los
niños, en mi opinión un procedimiento sumamente indeseable; y, en tercer lugar,
la sugestión telepática. Todos estos modos de sugestión entran a la mente por
detrás del censor; es decir, son independientes de la conciencia, a la que no
se le pide cooperar, ni tiene el poder de inhibirlas.
En la mayoría de los casos, las
sugestiones hechas de este modo nunca son reconocidas como viniendo desde
fuera, sino que sólo son descubiertas después de que han madurado en la
subconsciencia y están comenzando a tener efecto. No vemos la semilla
invisible, que ha sido sembrada en nuestra mente por la mente de otro, pero en
el curso debido la germinación tiene lugar, y el brote de fuerte crecimiento
aparece por encima del umbral de la conciencia como si fuera vegetación nativa.
El sugestionador mañoso siempre busca hacer armonizar sus sugestiones con el
sesgo de la personalidad; pues si no lo hacen así, los complejos subconscientes
establecidos las expelarán antes de que tengan tiempo de echar raíces. Todo lo
que él puede realmente hacer es reforzar y estimular las ideas e impulsos que
ya están ahí. No puede injertar un renuevo de rosa en un cultivo de lilas, pues
meramente se mustiará y morirá.
Para que tenga lugar el crecimiento de
las semillas de pensamiento deben encontrar un suelo con el que congenien. Es
aquí donde yace la fuerza de la defensa. Podemos no ser capaces de impedir que
las mentes de otros nos envíen sugestiones, pero podemos purificar de tal modo
el suelo de nuestras propias naturalezas que ninguna sugestión dañina pueda
encontrar un lecho de siembra con el que congenie. Es una cuestión simple el
arrancar una planta pequeña de ortiga, pero es un asunto bien diferente el
erradicar un plantado espeso de raíces enmarañadas y brotes pinchudos, de
muchos años de edad.
Se ha dicho, y no sin verdad, que una
persona no puede ser hipnotizada a hacer alguna cosa que es contraria a su
naturaleza real. Pero ¿cuál es la naturaleza real de cada uno de nosotros?
¿Hemos superado todos al mono y el tigre, o están meramente enjaulados? La
sugestión puede abrir la jaula de todas nuestras tentaciones secretas y
dejarlas sueltas sobre nosotros. Nadie, sino el santo, es naturalmente inmune.
Es posible reducir a cualquiera a cualquier cosa supuesto que la sugestión
tenga un alcance sin contrarrestar por una longitud de tiempo suficiente. La
mujer más pura puede ser hecha una ramera, el hombre más noble un asesino bajo
ciertas condiciones. Es necesario el conocimiento para protegerse, y es ese
conocimiento lo que pretendo dar en estas páginas.
Consideremos ahora exactamente cómo
opera un ataque psíquico. En los dominios de la mente no hay ni tiempo ni
espacio tal como los entendemos. No me propongo argüir esta afirmación
filosóficamente, sino establecerla como un hecho de experiencia que cualquiera
que esté acostumbrado a operar en los Planos Internos habrá compartido. Si
pensamos en una persona, estamos en contacto con esa persona. Si la imaginamos
claramente, es como si estuviéramos cara a cara con ella. Si la imaginamos
vagamente, es como la viéramos en la distancia. Estando en la vecindad mental
de una persona, podemos crear una atmósfera de pensamiento reflexionando sobre
ciertas ideas en conexión con ella. Así es como se hace la curación espiritual.
Las afirmaciones de la Christian Science se usan a fin de poner la mente del
sanador en un cierto estado emocional, y su condición influencia efectivamente
la mente del paciente con el que se ha puesto en rapport.
Este poder, sin embargo, puede ser usado
tanto para el mal como para el bien; la Fundadora de la Christian Science fue
lo suficientemente sabia para poner su enseñanza de tal modo que sus
estudiantes no discernieran fácilmente el segundo filo de la espada. Mientras
el mundo en general fuera ignorante de los poderes de la mente, era mejor que
nada se dijera por aquellos que conocían, porque el conocimiento, si se
esparciera indiscriminadamente, podría hacer más daño que bien, dando
información a aquellos que no deberían tenerla. Pero ahora que tanto se conoce
en general e incluso se practica, es conveniente que los hechos reales sean
conocidos también y toda la cuestión sea traída a la luz pública, y hasta
donde queda en mi poder estoy preparada a hacer esto.
Cualquier mensaje a la mente
subconsciente debe estar apoyado en términos muy simples, porque el pensamiento
subconsciente es una forma primitiva de mentación, desarrollada antes de que el
lenguaje hablado fuera conocido por la humanidad. La meta primaria de la
sugestión es crear una atmósfera mental alrededor del alma de la persona, sea
que esa persona ha de ser atacada o curada, hasta que se educe una respuesta o
reacción simpática dentro del alma misma. (Uso del término alma para incluir
tanto los procesos mentales como emocionales, pero para excluir los
espirituales). Una vez que se ha conseguido esta reacción, la batalla está
medio ganada, pues la puerta de la ciudad ha sido abierta desde adentro, y hay
entrada libre. La sugestión telepática de ideas definidas puede proceder ahora
rápidamente.
Este es el punto que es el crítico en
cualquier ataque oculto. Hasta este punto, el defensor tiene la ventaja. Si
tiene el suficiente conocimiento, el conocimiento que confío en hacer
disponible a través de este libro, puede sin ninguna exerción indebida retener
esa ventaja indefinidamente, y desgastar a sus atacantes, incluso si es incapaz
de enfrentárseles sobre su propio terreno de conocimiento oculto. No hay nada
en este mundo o el siguiente que un hipnotizador pueda hacer con la persona que
mantiene su presencia de mente y no presta atención.
Hay dos puertas, y sólo dos, por las que
el atacante puede conseguir la entrada a la ciudad del Alma del Hombre, y éstas
son el Instinto de Autoconservación y el Instinto Sexual. La apelación
hipnótica debe estar apoyada en términos de uno o ambos de éstos si es que ha
de tener éxito. ¿Cómo procede el atacante? Tiene que crear una atmósfera
alrededor del alma de su víctima en los Planos Internos. Sólo puede hacer esto
creando esa atmósfera dentro de su propia conciencia mientras piensa en su
víctima. Si desea ejecutar un asesinato psíquico, debe llenar su propia alma
con la furia de la destrucción hasta que se desborda. Si desea ejecutar un
estupro psíquico, debe llenar su alma con lujuria y crueldad. La rabia fría de
la crueldad es esencial para las operaciones efectivas de esta naturaleza.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando hace esto? El ha hecho sonar una nota clave en
el Abismo. Será respondida. Todos los seres que tienen esta nota clave como
base de su naturaleza responderán —"Oscuros Uriel y Azrael y Ammon en
vuelo"—y se unirán en la operación. Pero ellos no operan directamente
sobre la víctima, trabajan a través del operador. Es como el viejo juego de
"Nuts and May" en el que el que es enviado "para
llevársela" es agarrado alrededor de la cintura por el conductor de una
cadena de sostenedores. La presión real viene sobre sus propios músculos
abdominales, como cualquiera que haya jugado el juego lo recordará.
Y cuando la operación mágica ha
terminado, ¿qué entonces?, ¿se le dejará al operador que goce de su víctima en
paz? ¿ES VEROSÍMIL?
Esta es la base mística de la historia
de Fausto. El Diablo podría estar no sólo deseoso sino ansioso de capacitar al
Dr. Fausto para conquistar a Margarita, pero vino a por su alma en el tiempo
apropiado. Podemos recordar también que si Margarita no hubiera respondido al
señuelo de la Canción de la Joya ella no se habría convertido en una víctima.
El punto débil en la defensa estaba después de todo en su propia naturaleza.
Hemos considerado el modus operandi de
la sugestión telepática en detalle porque forma la base real de toda clase de
ataque oculto. Sea una entidad desencarnada, un ser de otro orden de evolución,
un demonio del Foso, o meramente el alma golpeada por el miedo de un amigo
egoísta, adhiriéndose a la vida de la forma sin consideración de las
consecuencias, en todos los casos el gambito de apertura es el mismo. Hasta que
el aura no sea atravesada, no puede haber entrada al alma, y el alma siempre es
horadada desde adentro por la respuesta de miedo o de deseo que va hacia afuera
hacia la entidad atacante. Si podemos inhibir esa reacción emocional
instintiva, el borde el aura permanecerá impenetrable, y será una defensa tan
segura contra la invasión psíquica como una piel sana y sin rupturas lo es
contra la infección bacteriana.
Sucede a veces, sin embargo, que se ha
formado una relación con la entidad atacante en una encarnación anterior, y
guarda por lo tanto, como si fuera, la llave del postigo. Tal problema es muy
difícil, y se necesita asistencia externa para su solución. La dificultad es
aumentada por el hecho de que la víctima es a menudo contraria a que se haga la
ruptura, estando ligada a la entidad atacante sea encarnada o desencarnada, por
lazos de fascinación, o incluso afecto genuino.
Un caso con el que estaba familiarizada
arroja tantísima luz sobre diversos aspectos de interferencia psíquica por
almas encarnadas que operan fuera de sus cuerpos, que es de valor el acotarlo largamente.
En el verano de 1926 vi en los
periódicos un corto párrafo que describía la muerte de cierto hombre y su
mujer, que tuvo lugar a pocas horas una de la otra. Un par de años antes había
sido consultada por una amiga de la esposa, que estaba profundamente perturbada
por el estado de las cosas, y sospechaba una interferencia psíquica. La esposa,
Mrs. C. la llamaremos, había empezado a estar preocupada por pesadillas,
despertándose en un estado de miedo intenso, oyendo el eco de palabras
amenazantes resonando en sus oídos. Aproximadamente al mismo tiempo el marido
Mr. C. desarrolló lo que a primera vista parecían convulsiones epilépticas. Un
diagnóstico cuidadoso por especialistas, sin embargo, determinó que, aunque
epileptiformes, no eran una verdadera epilepsia. La epilepsia es debida a una
tendencia congénita, cuya naturaleza no es comprendida completamente por la
ciencia médica, o a alguna injuria o enfermedad del cerebro. En la epilepsia
congénita la enfermedad se muestra tempranamente en la vida; en las
convulsiones debidas a una enfermedad, hay presentes otros síntomas que pueden
ser detectados por un examen físico, tal como cambios en el ojo que son
revelados por el oftalmoscopio. El diagnóstico puede por tanto ser establecido
definidamente. Más aún, hay un signo seguro por el que una convulsión
epiléptica puede ser distinguida con certeza de un ataque histérico o psíquico.
En la verdadera epilepsia la orina es evacuada involuntariamente en el curso
de la crisis. Este es un signo seguro, y cuando está ausente podemos estar
seguros al decir que la crisis no es epiléptica, cualquiera otra cosa que pueda
ser. Este es un punto útil para aquellos que tienen que tratar con las
patologías que afligen al temperamento psíquico, pues verán numerosos ataques,
y tener un método seguro de distinguir los que son de origen orgánico resulta
muy útil. No debemos, sin embargo, concluir que todos los casos de tal
incontinencia son epilépticos, pues hay muchas otras causas, tanto orgánicas
como funcionales.
En el caso de Mr. C. este síntoma
cardinal faltaba. Los ataques, más aún, siempre tuvieron lugar en el sueño, y
parecía como si fueran más de la forma de una pesadilla severa, lindando con el
sonambulismo. Era un curioso factor en el caso que las pesadillas de Mrs. C.
siempre anunciaban los ataques de Mr. C.
Estos sucesos mostraban una cierta
regularidad cíclica, ocurriendo cerca de una vez al mes. En el caso de una
mujer esto sería referido naturalmente al ciclo de veintiocho días de su
naturaleza, pero en el caso de un hombre, no aparecía tal explicación, y
tuvimos por tanto que buscar otro ciclo de veintiocho días para explicar su
periodicidad. El único otro ciclo de este período es el de las fases de la
luna.
Estábamos pues enfrentados a una
correlación de ataques epileptiformes, que no tenían base orgánica, las
pesadillas de una segunda persona, y las fases de la luna. Tenía que
encontrarse alguna teoría que resumiera estos tres y explicara su
interrelación.
Un sueño es comúnmente el modo primero
en el que se dan a conocer las manifestaciones psíquicas, siendo reflejadas las
percepciones subconscientes de esta forma en la conciencia.
Es sostenido por muchos ocultistas que
la epilepsia congénita, por distinción a la debida a tumores del cerebro, tiene
sus raíces en las operaciones de magia negra o brujería en las que el paciente
participó en una vida pasada, sea como practicante o como víctima, siendo la
crisis una lucha astral con una entidad desencarnada, reflejada en el cuerpo
físico por medio del fenómeno bien conocido de la repercusión.
La luna juega una parte muy importante
en todas las operaciones ocultas, estando disponibles diferentes corrientes en
fases diferentes de su ciclo. Perséfona, Diana y Hécate, aspectos todos de la
Luna, son tres personas muy diferentes.
Parecía por lo tanto probable que como
la investigación física no había conducido a nada, una investigación psíquica
podría rendir frutos. Se llevó a cabo una. Y con los resultados siguientes.
No se discernió nada en absoluto con
relaciona Mrs. C. Ella era meramente lo que los juristas llaman un accesorio
detrás del hecho. Pero pronto se captó la huella psíquica de Mr. C. y se
siguió, y apareció que en su última encarnación había estado asociado con dos
mujeres, madre e hija, que habían practicado la brujería en su provecho. La más
joven de las dos mujeres había sido su concubina por un corto tiempo. Madre e
hija habían pagado el castigo por sus crímenes, pero su compañero masculino
había escapado.
El diagnóstico fue como sigue: Es la
bruja joven la que está en el fondo del problema. Son sus visitas astrales las
que causan los ataques de Mr. C. y las pesadillas de Mrs. C., y se
correlacionan con las fases de la luna porque ciertas fases son favorables para
la operación que ejecuta, y ella por tanto saca partido de ellas. Queda ahora
la pregunta, ¿está ésta mujer en encarnación, o no? Es decir, ¿es hecha la
visita de medianoche en un cuerpo astral proyectado por un ser humano viviente,
o por un espíritu ligado a la tierra que ha tenido éxito en evadir la Segunda
Muerte?
Mrs. C. se había dado por entonces a la
confianza de la amiga mutua que estaba interesada por su bienestar, y prestó un
rápido oído a la sugestión de que alguna influencia psíquica podría estar al
fondo del problema, pues esta explicación coincidía con sus propias intuiciones
sobre la cuestión, intuiciones que no se había atrevido a divulgar por miedo al
ridículo.
Cuando se la preguntó si podría
identificar a alguien en el círculo de los conocidos de su marido que pudiera
probar ser la joven bruja, replicó
inmediatamente que podía sin dificultad identificar a ambas mujeres, y contó la
siguiente y curiosa historia.
Identificaba a la bruja mayor con la
madre de su marido, una señora de edad que ocupaba una serie de habitaciones en
su casa. Mrs. C. había tenido siempre un horror y una repulsión peculiares por
esta vieja criatura inofensiva, aunque admitía que no había bases racionales
para ello, y se esforzaba honestamente por cumplir su tarea junto a ella. Tan
grande era su horror a la vieja señora que nunca quería permanecer en la casa
después de que su marido la hubiera dejado en la mañana para ir a su oficina,
sino que se iba a su club si es que no tenía otro compromiso.
Entre los frecuentadores de la casa
había una amiga íntima de la vieja Mrs. C., una mujer de peculiar temperamento
psíquico, que siempre llamaba madre a la vieja señora, y estaba singularmente
apegada a ella. Ella estaba también muy apegada a Mr. C., pero sus sentimientos
nunca excedían, exteriormente en cualquier caso, los límites de propiedad, y
Mr. C., que estaba apegado sinceramente a su propia esposa, nunca la prestó la
más ligera atención, mirándola como la amiga de su madre, y como tal a ser
tolerada.
Mrs. C. sin vacilación identificó a Miss
X, como la llamaremos, como la joven bruja.
Se hicieron entonces investigaciones concernientes a su historia, y se
descubrió una historia muy curiosa.
Cuando era una chica joven se había
prometido con un hombre que, pronto después de que se anunció el compromiso,
había desarrollado una consunción galopante y había muerto después de una corta
enfermedad con una hemorragia violenta.
Poco después de esto, la hermana de Miss
X. también se prometió, y por una extraña
fatalidad su amante compartió la misma suerte, muriendo como murió el otro
hombre, en un flujo de su propia sangre.
Pasaron los años, y Miss X. se prometió de nuevo. Pronto el segundo
amante cayó enfermo, no, esta vez, con consunción galopante, sino con una forma
más dilatada del mal, en la que la hemorragia era el síntoma principal. El
parecía ir de hemorragia en hemorragia, y esto continuó por años. Miss X., una mujer de considerable medios
privados, tomó una casa, instaló a una tía como rodrigón, y llevó a su novio a
vivir allí y ser cuidado por ella. Pronto la tía desarrolló síntomas de
enfermedad; parecía estar drenada de toda vitalidad y por algunos días en
ciertos momentos quedaba inconsciente, pero nunca se descubrió una causa
específica para su enfermedad. Este peculiar hogar continuó durante años,
viviendo Miss X. en su gran casa con estas dos
criaturas moribundas yendo de ataque en ataque.
Ella era una visitante constante del
hogar de los C., tanto durante la vida de la primera esposa de Mr. C. como de
su segunda, la amiga de mi amiga. A la muerte de la primera esposa de Mr. C.
tuvo grandes esperanzas, se observó, de que las atenciones de él se volvieran
hacia ella, pero no lo hicieron; no obstante ella se tragó su desazón,y tuvo
éxito en mantener su posición como una amiga íntima de la familia cuando la
nueva Mrs. C. vino a presidir la casa.
Se le sugirieron ciertos métodos de
protección a Mrs. C., que la ayudaron considerablemente, pero no era posible
excluir a Miss X. de su casa debido a su intimidad
con la vieja señora. En el curso debido, sin embargo, Mrs. C. tomó una
resolución y dijo que no quería tener que ver mas con Miss X. Mr. C. concurrió en esto, pues él había
tenido siempre una repulsión por Miss X., y sólo la
había tolerado en razón de su madre.
Poco después de esto Mrs. C. empezó a
sentirse mal, la indisposición progresó lentamente, hasta que finalmente,
aunque no tenía síntomas definidos, se vio obligada a consultar a un doctor en
razón de su debilidad en aumento persistente y una sensación de malestar. Se
hizo un diagnostico de un cáncer de matriz rápidamente creciente. Se llevó a
cabo una operación, que dio un alivio temporal, no se esperaba que hiciera nada
más, y ella fue para abajo constantemente.
Hacia el final cayó en la inconsciencia,
y al mismo tiempo Mr. C. también se volvió inconsciente, teniendo aparentemente
una de sus crisis en el sueño, del que nunca se despertó. Murieron a unas pocas
horas uno del otro.
La primera mujer de Mr. C. había muerto
también de cáncer de matriz.
Alrededor de este tiempo la tía y el
novio de Miss X. murieron a poco tiempo el uno
del otro, y lo último que se oyó de Miss X. es que había sido llevada a una casa de
cuidados con una severa crisis mental.
Tomado separadamente, cualquiera de los
incidentes de esta historia extraña y llena de acontecimientos puede ser
justificado, pero tomados conjuntamente hacen una historia curiosa,
especialmente cuando se recuerda que sin ninguna información previa una
investigación psíquica había apuntado a
la existencia de una persona con facultades anormales que estaba interesada en
Mr. C.
El cáncer es una enfermedad sobre la que
ciertas hipótesis ocultas arrojan un buen montón de luz. Se cree que es una
enfermedad del doble etérico, no del cuerpo físico, y que el factor de
infección es un "Elemental del Cáncer".
Probar o desaprobar algo concerniente a
la anterior historia es imposible, pero la siguiente hipótesis oculta puede
explicar mucho. Si no es aceptada esta hipótesis, los lectores pueden encontrar
un ejercicio interesante para su ingenuidad en construir otra que explique más
satisfactoriamente las circunstancias del caso.
Miss X. retenía subconscientemente el
conocimiento y los poderes que habían sido suyos durante la vida anterior
cuando estuvo implicada en el culto brujeril. Ella también retenía su pasión
por Mr. C., una pasión que, obviamente, no era correspondida. Empleó su poder
de proyección del cuerpo astral para visitar a Mr. C. por la noche,
durante el sueño. En la ausencia de detalles es imposible decidir claramente si
la "crisis" de Mr. C. era una lucha o un abrazo. Podría ser
cualquiera de ambos, o podría ser ambos a la vez, una lucha inicial que
terminase en un abrazo. Los sueños de Mrs. C. obviamente se relacionaban con la
misma visitante astral que causaba los ataques de Mr. C. No hay,
desgraciadamente, registro alguno para mostrar en qué fase de la luna tuvieron
lugar estos ataques, pero presumiblemente en la fase de Hécate, que es el
período de la brujería del mal.
La condición del novio de Miss X. y su tía, y la muerte de su primer
amante, apuntan señaladamente hacia el vampirismo. Es difícil creer que un
tísico continuase por tantísimos años sin que su enfermedad fuera comprobada o
hiciera un progreso definido Es difícil decir qué conexión, si es que había
alguna, podía haber entre Miss X. y la muerte del amante de su
hermana, pero es una cosa curiosa que tres hombres, asociados con esta
malhadada casa como futuros maridos, perdieran sus vidas del mismo modo. Esto,
junto con la misteriosa enfermedad de la tía es muy sospechoso. Como se señaló
antes, cualquiera de estos incidentes podría ser justificado, pero reunidos
exigen reflexión. Es curioso también que Miss X. mantuviera a su novio en su casa y sin
embargo no se casara con él, una situación desde todos los puntos de vista con
muchos inconvenientes y sin ventajas. Por otro lado, si sus sentimientos
estaban fijos sobre Mr. C., y estaba obteniendo visitas astrales satisfactorias
naturalmente no querría romper su relación con el hombre al que amaba dándose
al hombre que no amaba. Si ella era un vampiro, su motivo para mantener a la
tía y al amante en su casa, y en su condición, sería rápidamente explicado.
También su crisis, que siguió inmediatamente tras sus muertes.
El hecho de que la primera mujer de Mr.
C. muriera de cáncer de matriz no exige por sí mismo un comentario, pero es una
cosa curiosa que é¡ perdiera a su segunda esposa de la misma enfermedad. El
cáncer no es tan común como todo eso, y en cualquier caso, hay muchos otros
sitios disponibles aparte de la matriz. Por otro lado, Diana, uno de los
aspectos de la Luna, de la que Hécate, la diosa de las brujas, es otro, preside
sobre los órganos reproductores de la mujer.
La enfermedad de Mrs. C. empezó a
aparecer poco después de que Miss X. fuera
excluida de la casa.
Finalmente, ¿qué diremos concerniente a
las muertes de las tres personas más íntimamente asociadas con Miss X. en un corto tiempo una de la otra, y su
crisis inmediata? En la ausencia de detalles cualquier conclusión debe ser una
adivinanza, pero tenemos buenos apoyos para suponer que las operaciones mágicas
de Miss X. fueron acompañadas de algún
contratiempo.
Puede decirse que tal teoría es la
improbabilidad más salvaje, y que hace violencia a todas las leyes de la
evidencia. Téngase, sin embargo, presente que dos años antes de que estas
cuestiones acaecieran, fue sospechado el trabajo de una bruja en conexión con
los ataques epileptiformes de Mr. C., y fue indicada la naturaleza de su
relación con él; e investigaciones posteriores revelaron los curiosos hechos en
conexión con la historia y el hogar de Miss X.; nótese también que los acontecimientos
que posteriormente ocurrieron son como los que han sido registrados en muchos
relatos de juicios de brujas. Es una máxima científica que el poder de predecir
el curso de los fenómenos es una buena indicación de la verdad de una teoría.
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